En Buyer Beware: Antimicrobial Products Can Do More Harm Than Good, un grupo de 200 científicos avisan sobre la necesidad de dejar de utilizar jabones antibacterianos y desinfectantes. Por un lado porque no hay evidencia científica de que estos compuestos prevengan el contagio de enfermedades, pero sobre todo porque en cambio son perjudiciales para la salud y para el medio ambiente.

“La gente piensa que los jabones de mano antimicrobiales ofrecen una mayor protección contra las enfermedades. Pero en general los jabones desinfectantes no ofrecen una protección mayor de la que se consigue usando agua y jabón”, dice uno de los investigadores formantes, Ted Schettler. A finales del año pasado la FDA (Food and Drug Administration, de EE UU) prohibió la venta de casi una veintena de estos productos ante la falta de evidencia que demuestre su seguridad con el uso prologando y su eficacia para reducir la transmisión de infecciones y de enfermedades. La mayoría de los productos retirados contenía triclosán,

Los jabones antibacterianos y desinfectantes perjudican al sistema inmune — Uno de los productos químicos más utilizados en este tipo de jabones desinfectantes es el triclosán. Cuando el triclosán entra en contacto con el cloro presente en el agua del grifo se forma cloroformo, una sustancia química similar al Agente Naranja, una de las armas químicas utilizadas en la guerra de Vietnam. La Agencia de Protección Ambiental ha clasificado al cloroformo como probablemente cancerígeno para los seres humanos.

La reacción del triclosán con el cloro produce otros compuestos peligrosos, como dioxinas cuando existe radiación ultravioleta procedente del sol o de otras fuentes. Este es un hecho muy preocupantes, pues las dioxinas son muy tóxicas y son potentes disruptores endocrinos. Como estos compuestos son muy estables, la eliminación de estas sustancias del cuerpo es muy lenta, de modo que se pueden acumular hasta límites peligrosos.

Además el triclosán también resulta tóxico para el ambiente al destruir bacterias acuáticas e inhibir la fotosíntesis en las algas, organismos que realizan la mayor parte de la fotosíntesis de la Tierra.

Según recoge New Atlas,

Además de la cuestión evidente de emplear aditivos que no hacen lo que se supone que deben de hacer, el estudio sugiere que exponerse al triclosán puede provocar mayor sensibilidad a alergias y al asma, y afecta negativamente al desarrollo del sistema reproductor. El aumento de la exposición a productos antimicrobianos significa que no sólo nos estamos exponiendo nosotros mismos a esos compuestos químicos, sino que la mayor parte de ellos se están vertiendo en el medio ambiente afectando a la vida animal y a los ecosistemas de forma parecisa.

Todavía peor sería en el caso de que fueran efectivos destruyendo microbios, porque entonces estos compuestos estarían contribuyendo al desarrollo de los “superbichos”, bacterias en constante evolución que se vuelven más resistentes contra los antibióticos.

Los jabones desinfectantes deben evitarse hasta que no existan evidencias de que son seguros y beneficiosos.

Agua templada y jabón, sin aditivos.

 

Vía Microsiervos